MATALLANA

Cuando me harto de aire acondicionado, cuando me canso de no estudiar, de tener puesto RN3 desde las nueve de la mañana, cuando me harto del messenger y de hacer fotocopias, salgo a correr.

La gente de mi pueblo que tiene coche y ganas de hacer deporte, se va a la Matallana. Es un pequeño bosque a las afueras de Lora, donde se respira eucalipto a la vez que polvo (derrapes de los coches tuneados).
Allí hay una especie de circuito de unos seis kilómetros campo a través ideal para sudar y poner el culo firme.
Después de hacerme al camino junto a mi mp3, después de dos semanas he decidido no ir más. La causa es la siguiente:

A eso de las 19:30 me puse mis calzonas, esas que eran de mi padre cuando jugaba en los juveniles del Lora club de futbol, cogí mis “chavalines” (zapatos de deporte), y las llaves del Ford fiesta….pero no estaban las llaves, así que por descarte tuve que coger ese dinosaurio oxidado, el TODOTERRENO…mierda!!

Estaba decidida a dar toda una vuelta corriendo, cuando vi a los civiles aparcados, y gentucilla alrededor, un todoterreno negro y un hombre desaliñado.
Una chica me paró en seco, y me dijo:

-ssssssshhhhhhh.......tía, ten muuucho cuidao

-¿Porqué?, le contesté

- "quilla", ahí, en ese camino que está antes de llegá a los merenderos hay un hombre que se esconde y te enseña la polla y te persigue.

En ese momento, me quité los auriculares..y solté una risilla entre sudores, asistí con la cabeza y me fui sin echar mucha cuenta. Seguí corriendo, dejando atrás a los guardias. Cuando al cabo de 100 metros, me vi sola en un camino mal iluminado, el sol se iba, y decidí irme yo tambien. Media vuelta: ..¿para que ver al hombre del saco convertido en pervertido sexual?...

El origen de la aparición: III parte

(...)

Por fin enmudecieron las chicharras en el tiempo que los grillos comenzaban a aparearse.

Las ranas se relamían dentro de las charcas esperando a que cayera algún desorientado mosquito en sus pegajosas lenguas.

Las lagartijas de igual forma, acechaban en la retaguardia con los ojos saltones vigilando su explanada de caza.

Los conejos salían de la madriguera para cruzar al otro lado del bosque sin temor a ser atropellados o devorados por víboras muertas de hambre.

Se retornó la noche llena de acechamientos, calando en ella la saciedad del instinto más animal.

Armando se mantuvo sentado durante un hora en la misma piedra esperaba a que su flor llamada “dama” desprendiera su infinito aroma por todo el lugar y embadurnara de fragancia a su Amapolita.

Se sentía verdaderamente feliz en ese momento. Dueño y custodio de su existencia.

La Mery de Catálogo

con mi nueva cámara.

El origen de la aparición: II Parte

(...)

Los primeros aires templados que traían las cabañuelas de Agosto, hicieron que la junta pastoril y ganadera de la vega, apostara por sacar el rebaño un poco antes de las siete y media.
Cada miembro de la junta tenía adjudicado un territorio. Si era verdad que al ser sólo cuatro, se atribuía a cada uno un punto cardinal con derecho a control absoluto. La única condición era la de no vallar la zona ni prohibir la libre circulación de viandantes pertenecientes a la comarca.

Todo se resumía en el siguiente lema:

“En la selva el león, en el agua el tiburón, en el cielo el halcón, y aquí en la vega (oeste) las ovejas de mi rebaño mandan todo el año”

Venancio ansiaba la llegada de esas tardes que oscilaban entre el frío y el calor para guiar a su tropilla lanera (durante una hora más a lo que venía acostumbrado) hacia el camino dorado, que en la jerga de los pastores era el terreno que yacía como estela iluminada por los rayos crepusculares ya avanzada la tarde, y ese año le había tocado al él.

Pues bien, era ese camino dorado, un camino rico en nuevos brotes de hierba, lo suficientemente nutritivos para sus ovejas...

El origen de la aparicion: I parte

Armando, como primate que era, solía echarse la siesta debajo del único árbol con sombra que había en los alrededores. Los días cada vez eran más largos y las noches calurosas.
Después de recorrer más de un centenar de ferias y fiestas populares de la comarca y practicar el coito con un total de 134 hembras lloronas, logró convencerse de que necesitaba algo de estabilidad emocional.
Armando no tenía casa, ni mujer, ni criaturas (que él, ingenuamente supiera) por eso decidió fabricar un ser inerte que le acompañara incondicionalmente en la salud y en la enfermedad. Una especie de mueca esperpéntica del físico animal (y humano).
Fueron varias las semanas que tardó en dar forma a aquel busto de grandes medidas, habiendo usado para su construcción un material, cimentado por hojas secas planchadas al sol, y recicladas con coágulos de leche agria. Y era esta, toda esa manteca pegajosa, la que suplía a la pasta más resistente y moldeable jamás concebida.

No No hubo tarde ni noche en que no le diera una dilatada conversación. Por la mañana saludaba con alegría a su feligresa y cuando el sol empezaba a caer, colocaba jazmines en su desfigurada cabeza. ¡Amapolita!, le decía Armando; y ella respondía con una manta de sombra a las 14:17 de cada día.

UnUna tarde, Armando cogió su sucia mochila y se dispuso a atravesar el río. En la otra orilla pastaban los caballos salvajes y éstos dejaban a mano un delicioso estiércol extremadamente fértil para la siembra de geranios. Armando le había prometido a Amapolita que le regalaría un bello jardín a los pies de la higuera donde se asentaban. De hecho ya empezaban a germinar las primeras magnolias.

Azul y blanco

Ayer intenté observar, nada que decir nada que oir; y una voz del más allá me decía:
"No busques más que no hay"

De ida y vuelta

Vi Benidorm después de un tunel, y una montaña con cabeza de hombre barbudo

Vi un puerto con números y a una niña disfrazada de niña


Vi a dos hombres tirados en la acera y al Papa vestido de guardia civil


Vi a un batería que le brillaba la caja, y a un guitarrista sin cabeza


GANDIA: paraíso de solteros, petados y rockeros,
eso sí, sin tostadas de aceite y jamón.